Monachil, el pueblo de tus sueños entre la alta montaña y la Costa Tropical

Monachil, en la Vega de Granada, a tiro de piedra de Sierra Nevada y de la Costa Tropical, sigue ejerciendo el mismo magnetismo que siempre: monte, silencio, paz… y a unos minutos, el mar.

Monachil, el pueblo de tus sueños entre la alta montaña y la Costa Tropical

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Pocos lugares en el mundo son como Monachil, permitiendo estar por la mañana esquiando –cuando hay nieve, claro– en Sierra Nevada, para después bajar a la hora de comer a la playa a tomarte un pescaíto frito a 22 °C. Por la tarde, te espera una buena siesta en un hotel alejado de la civilización y con vistas al monte y, por la noche, una cena el corazón del Albaicín, admirando la Alhambra desde algún mirador de un barrio que es Patrimonio de la Humanidad protegido por la Unesco. ¿A que apetece?

Sierra Nevada y la Alhambra

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DÓNDE DORMIR: ALMUNIA DEL VALLE

Monachil se ha vuelto un pueblo tan deseado que encontrarás numerosas opciones de alojamiento pero pocas tan atractivas como este hotel que dos madrileños, en el año 2000, decidieron abrir para cambiar sus vidas. Veinte años después de aquel salto se han convertido en una referencia para el turismo sostenible europeo. La finca donde lo construyeron, un entorno natural protegido del Parque de Sierra Nevada, es hoy un hotelito de 15 habitaciones, respetuosas con el entorno, y en las que respirar aire puro.

Paseando por el hotel construido en pequeñas terrazas, escalonado en la ladera de la montaña, sus habitaciones siempre miran al monte desde enormes cristaleras con unas vistas que son una auténtica locura. “Hoy es Lunes de Agua”, nos comenta la propietaria, Patricia, que explica que el sistema de regadío a través de acequias de Monachil es antiquísimo y que la comunidad de regates del Valle de la Umbria tiene asignado cada uno su día de agua. “El agua viene desde muy alto”, nos confirma, mientras este ruido purificador se mezcla con el de las chicharras. Juntos, en perfecta armonía, parecen una especie de masaje sonoro que logra su efecto de los pies a la cabeza como una vibración sanadora. Unos cuencos tibetanos de la Naturaleza….

El hotel en sí tiene una construcción racionalista: tejados pisables, grandes balconadas, energía sostenible a través de placas solares que prácticamente autoabastecen el recinto… y rincones, decenas de rincones maravillosos, a la sombra y al sol. “Este año este tipo de rincones están siendo muy apreciados por los clientes, por estar apartados y escondidos…”, sugiere la propietaria.

Almunia del Valle (Monachil, Granada)

Almunia del Valle. Texto: Redacción Traveler

DÓNDE COMER: LA CANTINA DE DIEGO

Justo al lado del río de Monachil, que nace en unas chorreras del Veleta, el pico más alto de Sierra Nevada, a 3.394 metros de altitud, se encuentra este fantástico restaurante con una cocina honesta en la que su asador marca la diferencia y donde, también, desde su agradable terraza, se puede escuchar el rumor del agua.

Aquí, las verduras (habas, alcachofas, judías…) de la** huerta granadina**, y del propio Diego, son las protagonistas. Imprescindibles son también sus guisos como el potaje de hinojos, pero también las morcillas de Monachil, su pan casero o la ternera Pajuna a la brasa. Todo elaborado con su aceite de oliva ecológico. Además, cuando el fresco empieza a correr por las montañas, dentro, la chimenea da ese punto hogareño que tanto reconforta.

Gastronomía 'granaína' en Monachil

La Cantina de Diego

**QUÉ HACER: EL DESFILADERO DE LOS CAHORROS **

Siguiendo el cauce del río Monachil –aquí el agua siempre es la protagonista– y desde el mismo pueblo, a solo un par de kilómetros paseando la Naturaleza te regalará algunas de esas postales que invitan a conocer en profundidad Sierra Nevada: el desfiladero de Los Cahorros.

Escarpados tajos, túneles de piedra, saltos de agua y un espectacular puente colgante de 63 metros de largo han convertido este paraje en una de las excursiones más apetecibles de la provincia de Granada. Es perfecta para hacer en familia, eso sí, con niños mayores de 8 años y preparados para la aventura, ya que el camino es húmedo, va en ascenso y, a veces, para no resbalar con líquenes y plantas de ribera, hay que caminar con cuidado. Y aunque existen cientos de rutas de diferente grado de dificultad que parten desde el propio pueblo, la de los Cahorros tiene una belleza especial en otoño que la hace única.

Los Cachorros, Monachil

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LA RUTA DE LAS ACEQUIAS (ANTES QUE DESAPAREZCAN)

Otra de las rutas que mejor nos habla de este paisaje –esta vez construido por la mano del hombre– es la Ruta de las Acequias. Discurre por el Barrio de Monachil (cuidado que no es lo mismo que Monachil pueblo) y representa un patrimonio natural de origen árabe con un sistema de regadío ecológico y sostenible, de los más extensos de España, con más de 1.000 kilómetros que discurren a través de los pueblos del valle.

Sin embargo, según nos cuenta Rafael Navarro, un escritor local cuya novela, La Tierra Desnuda, discurre en este mismo valle, las acequias están llamadas a desaparecer, estando abandonadas desde que desaparecieron los últimos campesinos tradicionales del valle. De momento, nadie, ni si quiera la administración, se hace cargo de repararlas.

“Hoy en día ya no hay nadie que sea capaz de conservar las acequias, de cogerse una mochila cargada de herramientas y subir montaña arriba durante cuatro horas para arreglar alguna que se haya roto y que esté perdiendo agua. Los campesinos lo hacían con 80 años y se subían al monte. Era impresionante su fortaleza. ¿Somos capaces de hacerlo nosotros? Me temo que no. Sin las acequias no se conserva el valle. Y poner en valor el trabajo de esta gente, rescatar los principios que hicieron posible esa vida, su relación con la naturaleza… es para mí muy importante”, explica.

La ruta de las acequias de Monachil

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ARTESANOS, RUTAS, ESCALADAS...

Como Monachil es el municipio al que pertenece Sierra Nevada, lo cierto es que las posibilidades son inmensas, desde rutas a caballo o en mountain bike por la sierra –de más o menos dificultad–, a escalarla o recorrerla con guías cualificados durante las noches de verano para disfrutar de estos cielos protegidos.

Si vas a irte de compras no estaría mal hacerlo entre los propios productores locales. Aquí encontrarás, por ejemplo, una de las empresas de taracea más antiguas de Granada, Taracea Isidro, que lleva ocho generaciones trabajando esta artesanía que consiste en ensamblar pequeñas piezas de madera para trabajar la ebanistería. Pero también las tradicionales cerámicas granadinas en Cerámicas Blas. Allí podrás ver a los artesanos cómo trabajan con este horno, uno de los más antiguos de la provincia, y cómo pintan cada una de sus piezas.

ALOJARTE EN UNA CUEVA

Otra experiencia que puede resultar una aventura, sobre todo si vas con niños o en plan romántico, es alojarte en una de las muchas casas-cueva que existen por el municipio, como Casa Cueva Muntasal. Encontrarás wifi, piscina, el centro de Monachil pueblo a solo unos pasos pero… sobre todo, unas vistas del valle increíbles para disfrutarlas al atardecer desde la terraza.

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