El monasterio de la Cartuja de Granada, uno de los hitos más renombrados del barroco español, se alza en unos terrenos donados en 1513 por Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, junto a la acequia de Aynadamar, paraje poblado en tiempos del reino nazarí de almunias y residencias palaciegas.

Fray Alonso de Ledesma fue su primer arquitecto, pero en la Cartuja de Granada trabajaron otros artistas como Francisco Hurtado Izquierdo, autor del Sagrario; Luis de Arévalo y Luis Cabello, tracistas de la Sacristía; el cantero Cristóbal de Vílchez, que firmó buena parte de las obras de la iglesia, y Alonso de Ledesma, autor del claustro.

Una portada de estilo plateresco da entrada al compás del monasterio. Enfrente se erige la iglesia, sobre un cuerpo de escaleras de tres tramos. La portada del templo es neoclásica y está presidida por una talla de san Bruno, fundador de la orden de los cartujos.

Un claustro silencioso

El claustro es de orden dórico, y da acceso a las diferentes salas del monasterio. Desde uno de sus ángulos se admira la torre barroca de la iglesia. El refectorio está cubierto por una bóveda ojival y arcos de medio punto. En su testero hay una cruz pintada por fray Juan Sánchez Cotán de un realismo impactante. Sánchez Cotán es autor también de algunos de los cuadros más memorables que decoran esta y otras salas que rodean el claustro.

La iglesia de la Cartuja, la joya del barroco granadino, empezó a construirse a mediados del siglo XVI, sufrió largas interrupciones y no quedó concluida hasta finales del siglo XVII. Está dispuesta en una sola nave, ordenada en tres partes. La primera, a los pies del templo, destinada al pueblo; la segunda, para los legos, y la tercera para los monjes cartujos. Dos retablos churriguerescos con sendos lienzos de Sánchez Cotán y una puerta de cristal, conchas, marfil, plata y ébano separan el espacio destinado a acoger a legos y monjes.

La talla de José de Mora

Una cúpula elíptica cubre el presbiterio, bajo la cual se veneran cuatro esculturas y otros tantos cuadros de Sánchez Cotán con escenas de la Pasión de Cristo. El centro del presbiterio lo ocupan dos lienzos de Bocanegra que llevan por título 'Los apóstoles rodeando el sepulcro de la Virgen' y, por encima, la obra titulada 'La Asunción de Nuestra Señora'. El altar mayor lo preside un baldaquino dentro del cual se alza la talla de la Asunción, una de las más excelsas obras del imaginero José de Mora.

El sagrario, trazado por Francisco Hurtado Izquierdo entre los años 1704 y 1720, está cubierto por una impresionante cúpula pintada al fresco por Palomino donde san Bruno, fundador de la orden cartuja, sostiene la custodia sobre el mundo, al lado de la Santísima Trinidad, la Virgen María, san Juan Bautista y un coro de ángeles y santos alrededor.

Y la sacristía

Más que una sacristía parece una iglesia. La luz, la amplitud de su única nave, la movilidad de sus objetos decorativos, el trazado de su armonía y ligereza la convierten en una de las piezas más memorables de la arquitectura española del siglo XVIII.

La sacristía del monasterio de la Cartuja fue diseñada por Hurtado Izquierdo y acometida por otros maestros entre los años 1727 y 1764. Sobre su suelo de rombos blancos y negros se eleva un zócalo de mármol rojo. Las cajoneras ubicadas a ambos lados fueron talladas en caoba, ébano, concha, marfil y plata. Las realizó el lego José Manuel Vázquez, e invirtió en su trabajo treinta y cuatro años.

Más información en www.granadatur.com